NOSOTRAS
“Somos Almas en misión, al servicio de la expansión de consciencia.”
Maribel Calvo
Hola! Mi nombre es Maribel Calvo, desde que era pequeña siempre me interesaron los temas relacionados con el alma, el más allá y las historias sobrenaturales… mi madre fue una gran inspiradora y siempre me alentó a seguir mi proceso hacia mi interioridad y a no tenerle miedo a lo que la razón, no puede explicar.
Voy a contarte como fue mi evolución profesional y espiritual.
Siempre tuve vocación de ayudar al otro, trabajé en colegios de chicos especiales cuando estaba en la secundaria y eso me llevo a estudiar Fonoaudiología, ejercí varios años, en consultorio particular y también en el Hospital Fernández donde hice dos años de concurrencia.
Cuando nació mi segundo hijo decidí dedicarme a la familia, con más tiempo libre tuve la oportunidad de encontrarme con el Johrei (Arte Médico Japonés) una herramienta maravillosa que utilicé muchísimo para transmitir energía a las personas que necesitaban, pudiendo a partir de las enseñanzas del Maestro Meishu Sama conectar profundamente con mi padre que atravesó una larga enfermedad por ese entonces.
Al mismo tiempo comencé a estudiar Astrología Humanística, creo que nunca se termina de aprender de los astros, tuve varios maestros, cada uno apareció en el momento justo y muchos ya no están en este plano, les estoy muy agradecida.
En el 2005 fallece mi padre y luego de un proceso personal intenso por la dificultad que tuve en hacer ese duelo, y alentada por mi terapeuta, decido comenzar a estudiar Counseling, para poder tener una herramienta formal de ayudar efectivamente. En el año 2010 luego de haber terminado la formación de 4 años, comencé a trabajar en distintas instituciones (Isba, Fundación Espacios de Escucha, Reciduca) facilitando espacios de desarrollo personal para distinto tipos de grupos, adolecentes, ancianos, personas en general.
En mi consultorio particular además de counseling, utilizaba herramientas que había aprendido en el postgrado de desarrollo personal, como Focusing, Gestalt o Psicología Simbólica, me gustaba trabajar especialmente con herramientas complementarias a la terapia en sí.
Con ese objetivo y para poder seguir sumando herramientas para el mayor bienestar de mis consultantes, comencé a formarme en “Testeo muscular kinesiológico (muscle testing) o testeo manual de precisión también conocido como Memoria celular”, es una técnica que permite conversar con el cuerpo y obtener información directamente desde el subconsciente. Sumar esta herramienta fue muy gratificante, ya que no solo comenzaron a llegar muchos más consultantes, sino también porque realmente los resultados eran excelentes.
Unos años después me encontré con las Constelaciones Familiares… ya había tenido una experiencia cuando trabajaba en el Isba, pero no era mi momento para entender todo lo que significaba… en el año 2015 y coincidiendo también con una larga enfermedad de mi madre, comienzo la formación en Encuentro Conmigo, la escuela de María Eugenia Sereni en la línea de Bert Hellinger, eso cambió literalmente la forma de ver las cosas y todavía es una herramienta que uso a diario con mis consultantes.
Cómo aparecieron las Regresiones
Cuando tenía 12 años… o por ahí mi mamá me regaló un libro…
El tema me fascinó por completo y aunque pasaron muchos años antes de entenderlo, creo que mis guías ya me estaban mostrando algo de mi misión de vida.
Mi primera Regresión fue en el año 2013… Fui a Vida Pasada, me costó bastante entender el significado de esa vida, aunque si noté, que la realidad cotidiana había mejorado considerablemente después de la experiencia. Finalmente en el año 2019 conocí a Marcelo Beloqui y comencé a formarme como Terapeuta en Regresiones y Vidas Pasadas…en la línea del Dr. Cabouli. Al año siguiente acompañé a Marcelo como asistente y también en sus cursos sobre “El buen morir”. Durante los dos últimos años participo como co-docente, presentando los temas de Vida Fetal y Nacimiento.
Todas y cada una de mis experiencias, formaciones, lecturas, maestros, guías y consultantes me ayudaron a ser quien soy hoy y espero con todo mi corazón, poder ayudarte y facilitarte este viaje que estás emprendiendo.
Muchas Gracias por estar!!
Patricia Casidis
Nací en Buenos Aires, Argentina, ciudad en la que aún resido, en octubre de 1969.
Desde niña fui mas bien callada, observadora. Tranquila pero obstinada. Me costaba mucho comprender y asimilar las injusticias sobre todo lo que tuviera que ver con las desigualdades. Instintivamente reaccionaba en defensa de lo que creía justo.
Mi cabeza siempre estaba llena de preguntas. Tuve mucho interés desde los primeros años por los temas trascendentes, la vida, la muerte, las religiones.
Mis padres, aunque no lo practicaban, eran de familias católicas pero decidieron no bautizarnos a mis hermanos y a mí, para no predisponernos a ninguna religión y que cada uno eligiera. Recuerdo cuando todos mis amigos iban a catecismo, tomaban la comunión, se confirmaban me sentía un poco extraña, como «afuera» lo cierto es que esto me generó más deseos de conocer y entender.
Siempre tuve esa sensación de ser «visita» y aunque en ese tiempo no lo comprendía, observaba tratando de encontrar el sentido a estar aquí, lo qué vine a hacer, MI SIGNIFICADO.
Si bien antes trataba de sentirme parte del mundo, buscando mimetizarme, lo cierto es que de manera intermitente volvía a mis deseos, a mis búsquedas y a mi forma de ver.
Sufrí las grandes pérdidas familiares tal vez muy temprano en mi vida, y esto sin duda definió una forma de ver y entender diferente a la de mis pares. A los 7 años mi madre me acercó al mundo de la danza, mi primer pasión… Hasta pasados los 20 años, principalmente la danza clásica, fue protagonista en mi vida. Luego las prioridades cambiaron y con cierto dolor tomé distancia.
Mi alejamiento de la danza dejó un vacío que el Universo se ocupó de llenar, trayéndome nuevos intereses y pasiones…La restauración de obras de arte, fue la siguiente…Descubro esta profesión en una charla casual con mi padre, quien era pintor y dibujante. Al momento de escuchar de qué se trataba, se encendió una nueva chispa y supe que era perfecto para mí…Entrar en el alma del cuadro y del artista lo sentía un privilegio. Poder quitar ese velo, que en Conservación se le llama «LA PÁTINA DEL TEMPO»… esa capa oscura, densa, que se forma a través de los años y de su historia, que va opacando el brillo original, los colores verdaderos, esos que eligió el artista tiempo atrás. Sanar esas «heridas» que pudieron resultar de golpes, maltratos y poder recuperarle todo su esplendor y su valor.
Así me formé como restauradora..
Inmediatamente, sentí deseos de aprender más. Para restaurar el esplendor de una obra debía también comprender y conocer cómo se realiza y sobre todo, como se siente crear una obra. Entonces decidí estudiar el profesorado de pintura para ayudarme a entender mejor el alma de los cuadros….y allí fui, a la Escuela Nacional de Bellas Artes donde años atrás se había formado mi padre.
Si bien mis áreas de estudio siempre estuvieron ligadas al arte, tuve diferentes intereses y actividades que se fueron entrelazando. Danzas, pintura, restauración, más tarde me volqué plenamente a la espiritualidad, yoga, registros akáshicos, y me formé como terapeuta en regresión. Anteriormente tuve diversos trabajos en diversos rubros, algunos relacionados al arte y otros no. Inmobiliaria, seguros, museo, galería de arte. También con mi hermana iniciamos un emprendimiento de juegos didácticos, principalmente Rompecabezas. ¡Adorables!
En medio de todo esto, me case, tuve dos preciosos hijos y me divorcié de su padre cuando mi hijo menor tenía un año. Hoy tienen 19 y 16 años y son sin duda, el mejor regalo.
La muerte temprana de mi madre al cumplir mis 10 años, su enfermedad y su ausencia en todo mi camino, fue una de las vivencias más duras. Sin embargo, aprendí que los niños tienen una enorme capacidad de adaptación. Aunque una situación pueda resultar muy difícil e incomprensible, el niño se adapta, tal vez porque no cuestiona lo que sucede, simplemente lo recibe y hace con eso lo mejor que puede. Y así fue…Años después, la muerte de mi padre a mis 27, fue un momento de quiebre. Tal vez por haber vivido otras pérdidas tan cercanas, o porque los adultos somos más complejos que los niños para atravesar las dificultades, lo cierto es que… ME ENOJÉ.
Para mi nivel de consciencia en aquel momento y «en mi esquema de lo que era justo» esta pérdida no encajaba. En ese momento dejé a un costado la espiritualidad. Pasé a vivir varios años en piloto automático, dolida, enojada y desconectada.Finalmente como aquello que debe ser… ES, después de desoír muchas veces el llamado, finalmente, «fui impulsada» a volver a mi camino…Perdí trabajo. Mi casa sin terminar, una relación que acabó abruptamente… y en ese momento sentí que el mundo se detenía…. y se detuvo… para que vuelva a mí!
Profundamente agradecida hoy con mis guías, Maestros, el Universo, Dios, con la vida, con esta existencia maravillosa y Perfecta.
Volver a mi camino fue primero que nada, trabajar en mí, hacerme consciente, reencontrarme, reconocerme.
Finalmente, cuando pude despojarme de esa necesidad de ser y actuar como el resto y me permití ser y hacer aquello que sintiera, por fin fui libre…
La tarea que hoy realizo es la de acompañar el cambio de consciencia que estamos atravesando aportando mis herramientas, mi experiencia y recorrido, uniendo todo lo que fui y lo que soy.